La Producción del
Conocimiento Local, Historia y Política
en la obra de Rene
Zabaleta
El nacionalismo como
pensamiento en torno a la cultura, a la raza, al telurismo que trataba de
pensar su confrontación con la cultura occidental, en la búsqueda también de su
diferencia específica.
Al nacionalismo se habría
articulado entonces la politización del nacionalismo revolucionario
configurándose entonces una concepción de la historia en torno a la ontología
polar de la nación y la antinación, como polos condensadores de la liberación y
la alineación.
El autor nos muestra que el
procedimiento de Zavaleta fue doble: por un lado en una mirada hacia atrás,
hacia "el libro de abril", de tal manera que la estructura de la
realidad adquiere una complejización mucho mayor que la oposición nación/antinación.
De ahí que la categoría de nación vaya siendo desplazada por la categoría de
clase, por la centralidad que adquiere ella en la explicación histórica, para
entender el Estado, el gobierno y la política. Así, la nación deja de ser
considerada el punto de partida, asumido como algo dado y preexistente, sino
más bien el punto de llegada de su reflexión, después de transitar por la clase
social y el Estado.
El poder dual señala que
marca un cambio de estrategia teórica y que si bien su autor muestra continuidad
en cuanto a que su pensamiento se desarrollaba en base a la historia de sujetos
políticos, a partir de ahora, lo hará teniendo en cuenta un sujeto más
específico: el movimiento obrero abordando la crisis y la totalidad. Es decir
que en la ruptura de la normalidad, en el desgarramiento, en las posibilidades
que se abren por propuestas alternativas, se da la posibilidad de ampliación
del conocimiento. Cambiando la visión sobre la relación entre conocimiento e
ideología en la medida en que hasta entonces y para el revisionismo histórico
nacionalista, la producción del conocimiento significaba desarrollar la
conciencia nacional. De ahí que se debía reescribir la historia incluyendo a la
nación, reemplazando así a la versión señorial.
En 1978, René Zavaleta
publica su ensayo Las formaciones aparentes en Marx, donde retoma aspectos
centrales del marxismo como el análisis entre fuerzas productivas y relaciones
de producción; entre estructura y supraestructura; entre Estado e ideología.
Zavaleta planteará que mientras la estructura económica muestra diversidad, el
Estado expresa la unidad jurídica, ideológica, la síntesis de la sociedad desde
las clases dominantes.
El tema de la cuestión
nacional es abordado entonces a través de la nacionalización; es decir,
mediante las nuevas formas de unificación que devienen de la acumulación
originaria. Frente a la destrucción de identificaciones colectivas, se darían
procesos de nacionalización que operan simultáneamente a los procesos de
igualación e integración económica social ligadas a la modernización económica,
al desarrollo del capitalismo y a procesos de democratización política. Esta
unidad que finalmente implica la nacionalización sería imposible sin las bases
económico-sociales. De ahí que Zavaleta planteara la existencia de un Estado
aparente para el caso de Bolivia: es decir, constituiría la unidad de lo que no
está unificado realmente porque no se han dado procesos de igualación.
Estado aparente implicaría
una situación en la que no se dio aún una separación total de lo político y lo
social; donde existen varios modos de producción y varias formas de
diferenciación social, visiones alternativas del mundo y estructuras locales de
autoridad que compiten, con la forma estatal. Un Estado aparente sería por lo tanto
un indicio de falta de nacionalización, de sentimiento de pertenencia al Estado
nación, de procesos de construcción de hegemonía y donde predomina la lógica
señorial.
Uno de los trabajos claves
en este periodo sería el de las Masas en noviembre y 4 conceptos de democracia.
Aquí Zavaleta ampliará su visión de la centralidad proletaria hacia lo que
denominará la autodeterminación de la masa. Las masas en noviemobre mostraría a
la multitud, a la fusión del pueblo, de la plebe en acción, a la sociedad civil
en la formación de un bloque histórico entre la clase obrera y el campesinado.
Zavaleta operó tomando la
abstracción que universaliza. Es decir, que la teoría y la abstracción son
utilizadas para dar cuenta y para explicar el conjunto de las particularidades
locales explicándolas con un conjunto de categorías que, además, no son
simplificaciones sin que responden a esa complejización.
Ahí radica la producción del
conocimiento local: en la producción de teoría a partir de la realidad
analizada y en la nacionalización del marxismo. O sea en el proceso de
apropiación para explicar el caso boliviano a partir de una reflexión sobre sus
limitaciones y a partir de un desarrollo teórico propio. La producción del
conocimiento local sería entonces la producción de teoría adicional.
Conclusiones
Tapia nos ilustra no sólo la
presencia de Zavaleta en este espacio y horizonte de la época sino también en
sus contribuciones y, fundamentalmente, en su proceso de lo que denomina la
salida del espacio nacionalista emergiendo un nuevo horizonte de visibilidad,
el de la centralidad proletaria.
En la presente lectura se
puede observar que Tapia realiza un análisis marxista del pensamiento
zabaletiano y se reconoce a si mismo articulado con la globalización neoliberal
y democratización, valora el marxismo de Zabaleta y lo denomina “marxismo a la
Zabaleta”, establece que con Marx es posible asumir, gracias a la ley de valor
y la subsunción real, un horizonte de
visibilidad y de conocimiento universal cuyos límites ya fueron examinados por
Zabaleta.
El autor encuentra un
conocimiento moderno “barroco” en el que asume la tención a la diversidad
social, por un lado y por otro también asume los límites con los que choca la
universalidad.
El pensamiento zabaletiano,
no es directamente aplicable a los problemas actuales, ya que el horizonte de
visibilidad de la macroesfera zabaletiana es mucho más amplio y pertinente que
el de la actual esfera neoliberal.